
Sus golpes los dirigían casi siempre contra entidades bancarias, comerciantes u otras personas acaudalas, y para realizar algunas de sus estafas habían estado durante cinco o seis años desarrollando un complicado plan.
En este diario también nuestro autor nos relata los estafadores que existían en las galeras del Hacho, entre 1895 y 1898... "Había en el presidio un buen número de forzados que ejercían en plena galera el oficio de estafadores. Estos estafadores se dividían en dos clases bien definidas. A la primera pertenecían los que, poseyendo verdadera experiencia en la profesión, habían logrado grandes triunfos profesionales, que les habían valido fama y dinero, los de esta clase eran amigos de los jefes del departamento, quienes les otorgaban todo género de consideraciones y libertades. Tenían ancho puesto en la galera, no comían rancho porque tenían dinero y se hacían servir por criados. Tales sujetos unían generalmente a la cualidad de estafadores, la de "pinchos", se ocupaban constantemente en combinar estafas, y sus despachos se semejaban al de un abogado. Leer más
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