La chica anónima marroquí, a punto de dar a luz, se sentó en la cuneta, en la bajada de Loma Colmenar. Había llegado caminando desde El Príncipe, la barriada más temida de Ceuta. Llegó a un cruce de carreteras, cerca de la playa. Una patrulla de la policía, dándose cuenta de su estado, se detuvo para ayudarla. Para salvar a su niño. Se quejaba de dolores de parto inminente. No tenía documentación. No quiso dar su nombre. Una ambulancia de Soporte Vital Básico la llevó al hospital de la ciudad autónoma. La mujer, veinteañera, bata roja, pijama y zapatillas azules, lista para ser ingresada, cumplió su objetivo: ser atendida gratis en uno de los mejores hospitales del continente. Este centro médico -inaugurado en 2009, con un costo final de 102 millones de euros, para atender una ciudad de 80.000 habitantes- se ha convertido en el paritorio del norte de Marruecos.
Recorriendo la tercera planta del
edificio dos, pasillos largos, puertas plateadas, se ve, dentro de un
cuarto, una reunión de ocho mujeres vestidas con velo y largos atuendos
ocres. Rodean la cuna de un recién nacido. Por un enorme ventanal, la
habitación asoma al mar de Alborán. Han disfrutado de estas vistas, del
oleaje. Un lugar aún más placentero si además es gratis. O, mejor dicho,
si se paga apenas una décima parte del costo real -aproximadamente- a
una mafia que controla el proceso (esta semana, al menos cinco
extranjeras habrían dado a luz sin cartilla sanitaria)... Las
estadísticas del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) revelan la
magnitud del fenómeno. En 2011, de 1.665 partos, 586 eran hijos de
padres extranjeros, en su enorme mayoría marroquíes, un 35,1% del total.
Al llegar a la sala de ingreso, una
funcionaria le preguntó a la mujer de las babuchas azules su nombre y
edad. No respondió. La asistenta no podía apuntar nada en la libreta.
"¡Es que esta mujer no habla!", fue la frase que surgió. "No hace ningún
comentario", añadió impotente. Así no la podrían aceptar si acudiese a
consultas externas. Pero ante un inminente alumbramiento, nada podían
hacer. La salud de la paciente y de su bebé se considera lo primero.
SILENCIO CALCULADO ¿Por qué
calla la parturienta? Porque no es un caso puntual, es una situación
planificada. Hay una trama organizada que ha elaborado un método. "Un
equipo conjunto de la Guardia Civil y la Policía está investigando esta
organización criminal", reconoce el delegado del Gobierno en Ceuta,
Francisco Antonio González Pérez. El procedimiento que utilizan es el
siguiente. Llegan a la frontera con permisos que les autorizan a
cruzarla, pero no a pernoctar. Si están a punto de dar a luz, van
directamente a urgencias. Estos son minoría. La enorme mayoría va a
pisos patera ubicados en la barriada de El Príncipe, que queda a escasos
minutos caminando del hospital. Una vez en las viviendas hacinadas
pagarían alrededor de 300 euros (unos 400 dólares), el equivalente al
salario de un policía en Marruecos -a los cabecillas de la mafia, una
organización que no solo tiene estos negocios (extraoficialmente, los
indicios apuntan a un poderoso clan familiar que tiene relación también
con parte del tráfico de hachís en este arrabal, uno de los más
violentos de España)-. Como en el caso de la parturienta anónima, cuando
se les rompen la fuente, se acercan al centro asistencial caminando y
piden ayuda. "Es como cruzar la acera de su casa", dice un agente que
conoce los pormenores de la investigación.
González Pérez, delegado de
Gobierno, quien asumió el cargo hace 100 días, es radical. "Detecté lo
que sucedía al mes de estar aquí. Actualmente, estamos empleando todos
los medios para controlar lo que pasa. Cruzamos datos de todos los
departamentos que pudieran estar involucrados: Seguridad Social, Ingesa,
Extranjería... Vamos a tirar de la madeja y descubrir a los que se
aprovechan del sistema sanitario español", dice mientras se acomoda la
chaqueta gris. Comienza a leer padrones municipales con sus gafas azul
eléctrico. Pisos donde hay 18 personas empadronadas... "Incluso 25",
denuncia. El foco del descontrol está en la barriada de El Príncipe,
donde la policía apenas entra. Y si lo hace es con, como mínimo, cuatro
patrullas. Son bien recibidos, a pedradas. De esa zona salen las
parturientas caminando. Allí se alojan 'los pisos patera'. Allí se dan
los pagos a una mafia que en tres años habría ganado más de un cuarto de
millón de euros (unos 333.000 dólares).
¿Por qué escogen parir en Ceuta?
"¿Qué quieres? Aquí los hospitales públicos son muy precarios", suelta
Mohamed mientras esboza una pícara sonrisa. En la parte de atrás de la
barra del café que dirige en el zoco de la portuaria Tánger, Marruecos,
asegura que es vox pópuli que decenas y decenas de mujeres marroquíes
-sobre todo del norte del reino alauí - cruzan mensualmente el paso
fronterizo del Tarajal para alumbrar en Ceuta a sus bebés.
Socarronamente se conoce al hospital universitario como "el mejor del
norte de África".
Los centros médicos marroquíes son
precarios. Las negligencias y la falta de higiene son, según
asociaciones que trabajan en este campo como Al Hayat, un factor
importante en la mortalidad de los bebés en Marruecos, donde pierden la
vida hasta 12.000 recién nacidos cada año. Las condiciones en los
hospitales son patéticas. Faltan medios: dispensarios, epidurales,
camas. La realidad es que se registra medio centenar de muertes en el
sistema público de salud. Y tan solo uno en las clínicas privadas, fuera
del alcance de la mayoría de la población por su elevado costo: de 400 a
900 euros. Dar a luz en las condiciones de un hospital como el de Ceuta
se considera un lujo reservado a burgueses y miembros de la familia
real -cuartos enormes, equipos de última generación- y les costaría unos
3.000 euros (cerca de 4.000 dólares).
¿Cómo traspasan los controles fronterizos?
Los marroquíes de Tetuán y Nador pueden acceder a Ceuta y Melilla sin
visado, y con la condición de no pernoctar allí. "Por eso, muchas
mujeres de la zona lo tienen muy fácil para parir en la ciudad
autónoma", señalan fuentes asociativas. Otras "llegan incluso a
disfrazarse de porteadoras para colarse". Según la misma fuente, "ha
servido como acicate entre otras cosas que se haya abierto el Hospital
Universitario cerca del paso fronterizo". Y la fama de la comodidad de
sus instalaciones. Otra razón para estos alumbramientos masivos es que
uno de los hospitales marroquíes más cercanos está en obras. El otro,
colapsado".
"El problema no es la asistencia en
urgencias, eso es una obligación que no dejaremos de cumplir. El asunto
es combatir a los que se aprovechan de la necesidad", afirma tajante el
director territorial del Ingesa, Fernando Pérez-Padilla. Cada vez que
una persona sin tarjeta sanitaria sale del hospital se les emite la
factura correspondiente que nadie paga.
Se
estima que al sistema sanitario ceutí, dar asistencia a las mujeres
marroquíes sin tarjeta sanitaria le ha ocasionado un agujero cercano a
los seis millones de euros (unos 7 millones de dólares), entre 2009 y
2011. En un año en que el Gobierno va a recortar 6.000
millones de euros en Sanidad y se plantea el copago sanitario, esta
situación se ha convertido en tema de debate en la ciudad autónoma.
Aparte de los problemas para la
sanidad también existe un vértice político. Hay un masivo registro de
niños extranjeros: 1.200 sobre 1.900 del total, en 2011. Eso implica que
en el Registro Civil de Ceuta, se inscriben 500 niños extranjeros más
que niños españoles. Esta inscripción masiva solo se explica porque se
busque que, en el futuro, al cumplir la mayoría de edad, ellos puedan
optar por la nacionalidad española.
La cifra de partos por esta vía
continúa en un ascenso imparable. Del 12 de marzo al 12 de abril de 2012
se produjeron 115 partos, de ellos 44 fueron de extranjeros sin tarjeta
sanitaria. Si el año pasado el porcentaje de nacimientos de extranjeros
sobre el total era del 35,1%, este mes esa tasa ha aumentado al 38,3%.
El paritorio barra libre continúa. Mafia mediante. EL MUNDO
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